Las dejo libres, que hagan lo que quieran que estén sueltas, pero por favor por lo que más quieran no me dejen. Es una de las pocas certezas que tengo, nunca me faltan ni tienen ausente, son excelentes alumnas y capaces de enseñarme la peor de las crudas realidades. Atacan cuando bajo la guardia, pero solo porque yo las dejo y lo peor de todo es que ellas saben y están al tanto de eso.Hace apróximadamente un año que hice un pacto con ellas. La única condición es que no se metan con la gente que quiero, que no me hagan pasar una mala noche, a ellos déjenlos en paz, el tema es conmigo. Las muy canallas son mas regulares y cotidianas que el mismo pensamiento, siempre pensé que algunas situaciones son insuperables, hasta que entraron en mi vida, y me dejaron algo bien en claro: ninguna situación es tan trágica, ningún problema es tan grave, solo hace falta adaptarnos a esa ausencia, a ese vacío para así acomodarlo cuando más nos conviene, cuando más alerta estamos y menos daño nos hace. No es un problema darles el espacio que se merecen para que desarrollen su intelecto e imaginación, es totalmente justo todos necesitamos expresarlos, pero saben que en algún momento tengo que descansar, no puedo dormir para ellas, aunque a veces se toman el atrevimiento de tomar mas de los 30 minutos que les permito, pero no me preocupa, no tengo mucho más que hacer mas que apoyar la cabeza, olvidarme de todo e intentar dormir y esperar que las pesadillas respeten el pacto.