6.07.2009

Madera en maniquíes

Ella, en cambio, los ojos de Miami Beach, una estatua morena posada en cada paisaje de postal. Inclusive los que son tipo calendario de autos. Tiene la voz impostada, forzada, para nosotros los comunes. La actitud la acompaña y de vez en cuando se da cuenta que es humana y estornuda, o tose, y hasta a veces se ríe, eso si, con una leve carcajada. Las zapatillas las tiene blancas, blancas, blancas, como si nunca caminase por las calles, la sonrisa estampada bien estampita, y el corazón más triste que le pueda sonar a una chica de su edad. Exhibirse en plástico o en cuero.
Latir en Dolce&Gabbana o en Louis Vuitton.
Ser una muñeca de compañía o una mujer que ama para acompañar.
Ahí están ellas tres, bien acomodaditas para el retrato.
Vayan y sean amuletos de colección primavera/invierno.
Maniquíes de madera que congelan.
En tanto otros trataremos de acomodarnos las bufandas para no ahorcarnos con todo ese frío que destilan aquellos ojos, esos tragos, las caras.