Podría percibirse cierta dispersión en el silencio de la distancia.
No estabas.
En el eco del aceite hirviendo de tu mirada fría en
inconcluso lamento
que no entiende
que lo que fue y no volvió
ya pasó.
Estalló para desatomizar el amor
y quedó a la deriva.
Un átomo.
Pulsando.
Lactando, corazonada.
Envolvió molécula de luz
y volvió otra vez a revolotear.
Remanentemente.
Reavivadamente.
Recanchufletamente.
Rebota rebotando.
Fusionando algo.
Atomizando desamor moleculado.
Danza molecular.
Fiesta en la cocina.
Y están bailantes.
Y es tan estirable
que se van comiendo espacio
vacío
silencio, con el crepitar molecular de partículas nacientes dentro de nuestro mar haciendo amor.