2.17.2006

Viaje 1

Ni las "hijas del miedo a la selva" ni el gallego con parche en el ojo y pata de palo, fuking cojo, logran que aproveche las horitas que me dejan mis compañeros de ruta, entre la merienda tardía y la apronta para salir a recorrer Gualeguaychú. Lleno de fulanas en las calles y ninguna sos vos, y es un problema, porque hago 4 pasos al futuro y 7 al pretérito, que era súper perfecto, o al menos eso creí.Pintoresca la ciudad, cada 3 cuadras hay algún bar con balconcitos improvisados sobre el asfalto donde ponen las sillas y las mesas, pasa que las veredas son muy angostas entonces...Entonces nada, escribo esto como si fuese mail para vos y no tiene mucho sentido, pero pienso en vos y me sale esto.Hablando de la ciudad, algo raro pasa cuando me cruzo a la gente en las calles, todos tienen los pies pulcrísimos, sin uñas amarillentas, ni dedos torcidos. Supongo que si en Buenos Aires levitaramos en vez de caminar tendríamos los pies iguales. Y se siente bien, estar rodeado de ellos, podés salir a caminar a las 10 de la mañana con un mate en pleno sol matutino por el centro y la gente te saluda al pasar, y te pregunta de dónde venís y qué haces y qué pensás de las papeleras y contaminación y todo.Es difícil de explicar, más que nada de transmitir lo bien que se siente que te traten bien sin saber quién puta sos. ¿Y cómo contar?. Ese es un problema a solucionar, como contar, sin tapujos, ni restricciones totalmente despojado de la vergüenza que me provoca tener mis pies fríos cerca del suelo que pisas. Tal vez pasando un fin de semana con la gente de acá aprenda a no pisar, para no sentir el frío, y tal vez un fin de semana acá me enseñe a moverme y sonreír sin tener vergüenza, para que nada me frene a caminar Buenos Aires, luchar con la selva asfáltica, hacer de lado a las hijas del miedo, batallar al pirata cojo y tocarte el timbre para darte un abrazo, apoyarte los labios en las mejillas, tomarte de las manos e invitarte ese desayuno que tanto te debo.