3.07.2006

Violeta

Evaristo Gonzáles es un hombre de 93 años que está postrado en su lecho de muerte en la calle Pasteur al 500. En su mano izquierda tiene una foto de Claudia, su hija que vive en Madrid desde hace ya 15 años, mientras que en la derecha sostiene la mano de Violeta, su esposa.
-"Violeta, cuando nos casamos, hace 60 años, tenía mis serias dudas sobre como iba a hacer pasa sostener los años venideros, para hacer que nuestro amor dure toda una vida y nunca se acabe. Y creo que lo he logrado. Cuando me llamaron para que me enliste en el ejército, estuviste ahí, despidiéndote. Y dos años después cuando volví, aunque sin un ojo, y con capacidad auditiva casi disminuida en su totalidad debido a los cañonazos de los panzers alemanes, estabas ahí esperándome con la cena lista.
"Años más tarde sugeriste que invirtiera en ese negocio que no funcionó y nos obligó a vender hasta la medalla de condecoración que me habían dado por mi valentía. Tuvimos que pasar un tiempo viviendo en lo de tus tíos con tobi el perro y claudita que ya empezaba la primaria. Eso y el hecho de descubrir que tus tíos se contagiaron de esa extraña enfermedad mientras vivíamos ahí me hicieron desconfiar de la suerte que no teníamos. Pero una vez que fallecieron y nos quedamos con su departamento y su coche, me di cuenta que no todo estaba perdido, hasta que sacaste a pasear al pequeño tobi y murió de una ulcera renal o algo así, algo muy raro en un can".
"Una vez que Claudia se recibió y se fue al exterior nos mudamos a este departamento en el que hemos vivido los últimos años y cada vez más complicado con mi cáncer testicular hice un pequeño racconto de lo que fue nuestro tiempo juntos. He llegado a la conclusión de que te tengo que decir algo:
SOS UNA MIERDA DE MUFA".