Avisame cuando caigan pétalos como hojas de un árbol
y no como árboles hechos hojas.
Escrbime cuando pétalo que deja entrever sus letras como fluyendo en minúsculas y no
estampadas en mayúsculas.
Cantame cuando floreciendo
y no con furia,
sino con la suavidad de la cara interna de los pétalos.
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Va surgiendo. Creciendo. Inflándose. Desde las profundidades hay un líquido que va tomando forma, y por contraste deforma todo lo que cubre. Le pongo el dedo y plac!, muere ahí. De nuevo va naciendo a veces en forma circular, otras más oblicuanmente pero va. Se encamina a ser una solución impulsada desde el interior, es una burbujita ya en todo su esplendor, hasta que llega mi dedo y de nuevo plac! Y yo disfrutando, reventando tus lágrimas que emergen, caen y no dicen nada.
La lluvia brotada desde adentro. Mi dedo apuntando desde afuera.
Tu cara como escultura cuya única certeza es esa emulsión que sale del ojo, y el dedo apuntándote, esperándolas para rebatirlas y destruirlas. llega otra, y el índice que le dice plac! Estás muerta lágrima. Bang Bang lágrima, no vengas más, ya no más.
Al menos por hoy.
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A Guadalupe Cuenca
Que no brote ira. Que se vaya la furia del mustismo que creías en la respuesta. Él yace en el día a día, en el diario nuestro. En los ideales que supimos conseguir.
Que no te angustie su ausencia. Que se vaya la incertidumbre. Él está presente en nosotros, en los idealistas, en los que ruegan porque las cosas mejoren.
Sé que no es consuelo para tu ahora. Sé que marianito debe estar preguntando por qué. las incógnitas no deben segarte de contemplar su titánica tarea. 118, cientodieciocho, años después tus palabras hielan la nuca, enervan la sangre, conmueven más allá del tiempo. Por ese profundo como arrasado amor es que nos debemos a él. Vos desde el corazón, yo desde el
hacer.
Que no te pierda su muerte, que hasta sus enemigos están tristes de haber desperdiciado tanta agua para tanto fuego.