10.08.2009

Fideos bicolor a la Pestrorranea

Descongelar los fideos de verdura que Mariela amasó.
Juntarlos con los fideos caseros comprados en la casa de pastas de la esquina.
Abrir un vino blanco y tomarse una copa mientras chequeamos que está todo:

  • Fideos de verdura (ya descongelados)
  • Fideos caseros al huevo.
  • Tomates cortados en cubitos.
  • Dos dientes de ajo.
  • Cebolla de verdeo a mucho gusto.
  • Albahaca.
  • Rúcula.
  • Crema.
  • Mostaza.
  • Algún queso untable, o sólo queso. (Opcional)
  • Nueces trituradas.(Opcional, por lo general se comen antes de llegar a triturarlas)
  • Sal y pimienta.

Poner agua a hervir. Tirar al Wok el ajo picado. Se sigue con la cebolla arrojada bajo las mismas condiciones, divididas por el despiadado filo del cuchillo humano en innumerables partículas. Dorar con aceite de oliva y un poco de vino, preferentemente de nuestra copa, así la verdura mientras va dorándose asimila el sabor del vino que le compartimos y ya el Wok, nuestras manos sin cuchillos, y esas partículas de veruras son uno.Ahí nomás arrojamos el tomate, previamente despojado casi en su totalidad de semillas. Esperamos que el calor del Wok desmusetre su poder con el chillido, el vapor y el aroma de la cocción. Servimos otra copa de vino mientras incluímos la mostaza y el queso.
Un sorbo y revolvemos con cuchara de madera.
Un sorbo y los fideos al agua que burbujea.
Otro sorbo más, y la crema empasta las verduras.
Esperamos, charlamos, pensamos o disfrutamos.
Los fideos ya están, si es que nos gustan al dente, sino, otro trago y ahí si.
Apagamos el fuego.
Escurrimos, esperamos que se filtre toda el agua y que se tiren a nadar al Wok. Y bailan en danza acuática todos juntos. Alentamos con llama fuerte solo unos instántes para llevar al máximo el calor dentro de ese plato que ya casi está formado, salvo por un detalle más.
Servimos nuevamente el vino. Con una mano tenemos la copa, con la otra el Wok con su contenido humeante, repasador al hombro y a servir en la mesa de los comensales.