4.22.2011


Hay una cuestión de duelo que duele. 
Ahora que abril no me obliga a correr entre jeringas, taxis y curanderos. 


Ahora que  recta final de una etapa en constante turbulencia. Ahora es sentir cada uno de los filos que cortan el cuello y dejarlos, que acaricien lentamente y verse que cortarse no es matarse.


Arañarse no es lastimarse. 
Golpearse es saberse vivo. 
Cantar es estar mudo.
Comer es ácido en el cuerpo.
Nadar es entretenerme.
Ausentarme es extrañarlos y saber que están ahí.


Para verme jugar frontón.
Para enseñarme que hay cosas vivas.
Porque nada mas puede morir a mi alrededor.