10.11.2006

Manchas

Manchas, asquerosas expansiones que emana la piel, corrugada, irreversible e imbatible.
Los poros despiden bronca, manchas, despiden todo.
Piel toda saturada, bordó arrugada. Mapas conceptuales e históricos de lo que soy, y probablemente seré, con los nervios que descaman orificios. Acá me veo de nuevo emergiéndome de mi mismo amorfo y sin sentido. La cáscara se salió y ya no siento la furia explosiva. Porque son mías.
Mis imperfecciones en la piel, eso que tenés que aprender a entender. Que son borrones, máculas, macas, tachas que sobresalen en cada lugar y camino vivido. Daños, desperfectos de mi viniendo y llegándome a irme de nuevo y volver a empezar todo el rollo de las averías, detrimentos, desdoblamientos impúdicos e indivisibles. Insustanciales y equívocos. Desgastes, desventajas y privaciones ilegitimas de mis libertades.
Puedo ser eso cuando vengo.

Pero cuando voy soy otra cosa, otra noción y concepto.
Creciendo en todas las esquinas y córners de tu cuerpo, enajenado con ira, que es bien mía.
Manchas de papel, ya no cartón, blandas plumas un poco más claritas, naranjas y casi ya sin poros exuberantes. Huecos llenos de intervalos e intersticios, no tan arrogantes y que claman, hipen, lloran las ganas de tus caricias y reinado que no aceptan de marcas históricas. Cuando soy sombra que destiñe, derrama, desvanece, nudo que desata y ya no mancha, tanto no mancha...