4.07.2008

Diario

Noche 1
Tengo todo. Tu cama, tus cuadros y libros, ropa y la infancia impregnada en cada punto cardinal del cuarto.
Te tengo. En ese husmearnos sin conocernos que nos simplificó la frialdad de los extraños, conociéndote te tengo. Con la alfombra, fotos y cortinas, azules y amarillas.
Tengo todo. La extrañeza de un recién llegado, la mirada de un detective que encuentra cuadros donde no los hay. La cruz al costado, el sol en el ventilador y una serpiente sin cabeza enroscada en los caños de hierro de tu cama.
Te tengo. En otra habitación pero dentro mío, como cada uno de tus besos y risas que ya son recuerdos en cofres de oro, en los que guardo memorias de los días en los que no nos conocíamos y jugábamos a hacerlo.

Noche 2

Ocaso Gatuno
A ella la escuchabas, le respondías, a mi me dabas varias luchas y algunas treguas. Te jactabas de tu calidad gatuna en cada paso letárgico y lento.
Calor en el pecho y de compañía un integrante más del staff fijo de la familia.
Ella tenía razón no hace falta decirte que descanses en paz, ya que en vida lo hiciste, y muy bien.
“Eléctrico corré al gato…”
Lo que no quita que esta noche deje una lágrima en el río por vos.

Noche 3
La concepción es un relato constante en cada esquina colonial.
Con las luces apagadas.
En las trampas de las cartas y en los miles de pájaros blancos que como copos de nieve adornan el atardecer en la rivera de una pequeño brazo del uruguay.
La calidez de los desconocidos y la certeza de saber que conocí el aroma de tus calles, de tu raíz y de tus partes.
Y la concepción entonces no como un plan o una idea, sino como la realidad misma de nosotros fluyendo como río, firmes hoy como piedras enfrascadas en la arena.
La historia contada en plazas un tanto abandonadas y yo escuchando cada palabra de tu tradición recitada al volante
Algo cayó del cielo anoche en Entre Ríos y creo era nuestra estrella acercándonos.